viernes, 1 de julio de 2016

“Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes” (Isacc Newton 1643-1727).

Seguramente, si le afirmamos a algún estudiante durante nuestras visitas escolares que realizamos para promover la Astronomía, que tanto el Sol como las estrellas giran alrededor de nuestro planeta, que la Tierra no posee la forma de una esfera sino que es plana o bien que somos el centro del Universo, ¿Que nos dirían? De manera inmediata nos harían las correcciones necesarias para que no volvamos a cometer estos errores en otros colegios o fácil no nos permitieran la entrada nuevamente a esos centros para brindarles otras charlas. 

Sin embargo, al analizar la historia del ser humano, afirmaciones como estas eran las que se enseñaban en los centros de estudios, las diferentes sociedades poseían su propio criterio de lo que ellos observaban durante las noches y especialmente las europeas ubicaban al ser humano en un lugar muy privilegiado en el Universo, de hecho en la mayor parte de la historia del ser humano, creencias de este tipos son las que más fueron aceptadas y decir lo contrario ameritaba castigos que incluso incluían la muerte.

Fue hasta que aparecieron distintas personas que desafiaron estas creencias e ideas y comenzaron a observar los cielos de una manera muy distinta a lo establecido, fueron personas, curiosas, apasionadas y muy pacientes para ir poco a poco realizando sus propios estudios para después darlos a conocer, algunas personas se vieron en la obligación de retractarse para no perder su vida, mientras otras fueron sacrificadas por no hacerlo.

En el siglo XVI hasta finales del siglo XVII, uno de los movimientos sociales que más ha influido en la sociedad ha sido El Renacimiento, siendo como su nombre lo indica una época en la que se buscaba renovar por completo todos los paradigmas, conocimientos y aplicaciones no solo en el Arte, sino también en el Ámbito Científico de la época, un gran impulso para ello fue el invento de la Imprenta ya que con ello, los estudios independientes eran de una mayor divulgación.

Durante este período, estudiosos de los cielos tuvieron el enorme desafíos de desacreditar lo ya establecido por las autoridades públicas y religiosas de la época, este escrito es sobre esas personas que gracias a ellos ahora tenemos mayor información precisa y sobre todo real de planetas, nuestro Sistema Solar, en sí del Universo mismo y nos ubicaron en un lugar más preciso en él.

Mencionaremos a sus principales representantes, sin embargo hay que recalcar que otras personas retomaron estos descubrimientos y los utilizaron para los suyos propios, lo corrigieron u adecuaron cuando esto fuese necesario.

Fueron cinco los personajes más destacables y de más significancia en este periodo (En cada imagen adjunta encontrarán sus principales aportes a la Astronomía):


1. Nicolás Copérnico. (1473-1543)
 





2. Tycho Brahe. (1546-1601)
 





3. Giordano Bruno (1548-1600)
 


 
4. Johannes Kepler. (1571-1630)
 


 

 5. Galileo Gailei (1564-1642)




Nuestras sociedades necesitan más Copérnicos, Brahes, Brunos, Newtons, Einteins, Cueries, etc. Necesitamos esas personas realmente apasionadas por los que hacen, que aprovechen nuestras tecnologías y sigan revolucionando nuestros conocimientos brindándonos nuevas ideas y perspectivas no sólo de la Astronomía sino en otras Ciencias como Biología, Física, Químicas, etc. elementales para ampliar o saciar nuestra sed de querer saber cada día más. 

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